Nathaniel Hawthorne


Nathaniel Hawthorne vino al mundo el 4 de julio de 1804, en Salem, estado de Massachussets, hijo de Nathaniel Hathorne y de Elisabeth Manning.

Alumbrado en la ciudad puritana por excelencia, no es de extrañar que sus padres y demás familiares también lo fueran, dándose la circunstancia agravante, además, de que el futuro escritor era biznieto de uno de los jueces más siniestros en aquellos famosos procesos de brujería que irán por siempre vinculados el nombre de Salem; su bisabuelo se llamaba John Hathorne, el auténtico apellido de la familia, que luego transformaría Nathaniel al añadirle la “w” para desvincularlo en lo posible de la injusticia cometida en el pasado por su antecesor.

No es de extrañar, pues, que, semejantes referencias, imprimiesen un indudable carácter a su obra posterior, dejando aparte sus narraciones góticas, como, por ejemplo, La hija de Rappacini, pequeña obra maestra de imaginación y originalidad.

Hawthorne perdió a su padre, que era capitán de ka marina mercante, a los cuatro años de edad, creciendo en compañía de su madre y de Elizabeth, su hermana.

Su primera incursión seria en la literatura, comenzó después de concluir estudios en el Bowdoin College –en donde hizo amigos como el que sería el poeta Longfellow y Franklin Pierce, con el tiempo presidente de EEUU-, pero la vocación ya había nacido mucho antes en Nathaniel, posiblemente a raíz de una convalecencia, en el trascurso de la que tuvo tiempo para leer tranquilamente.

Con 21 años, regresa a su hogar materno, dedicándose a escribir. El producto de tal esfuerzo se tituló Fanshave, una novela gótico-romántica mal acogida por el público -la primera edición se la costearía el propio autor-, y que le sumió en la desesperanza hasta el punto de intentar destruirla los ejemplares que no se vendieron.

Sus ingresos en aquella época los sacaba de artículos de prensa y también escribiendo pequeños relatos. Pero esto no bastaba para mantenerle, pese a que le iba labrando una buena reputación, y once años después de haber publicado Fanshawe, tiene que emplearse en la Aduana de Boston como tasador. En 1841 vuelve a la literatura publicando para los niños una selección de historias de Nueva Inglaterra, La silla del abuelo: relatos para los jóvenes.

Sin embargo, la cuestión económica resultaba acuciante para él; deseaba casarse y poder vivir de la literatura, y como ello no era factible, decidió entrar en una sociedad comunal, la de la Granja Brook, creyendo que este paso solucionaría sus problemas económicos, pero no fue así, ya que tuvo que abandonar ese trabajo, demasiado duro y absorbente, le impedía escribir, a los seis meses.

A los treinta y ocho años contrajo matrimonio, por fin, con Sophia Amelia Peabody de treinta y tres, tercera hija del dentista Nathaniel Peabody y de Elizabeth Palmer e infantil vecina de Hawthorne, y se fueron a vivir a Concord, en una casa que tenía el curioso nombre de La vieja rectoría. La estancia allí duró hasta 1846, y en ese intervalo, Hawthorne escribió muchos cuentos cortos, que saldrían al público en 1846 llevando el título de, Musgos de una vieja rectoría.

(Sophia Amelie era una mujer de constitución enfermiza, pero bastante adelantada intelectualmente para su tiempo ya que también escribía artículos en periódicos, era ilustradora –de hecho dibujaría algunos cuentos de su marido- y pintora, mas sacrificó sus aptitudes vocacionales en aras del marido, el hogar y los hijos).

El mismo año vuelve al trabajo como funcionario, supervisor de la Casa de Aduanas de Boston, pero tres años más tarde tiene que dejarlo por causa de una reestructuración de tipo político.

(Al llegar a este punto debemos explicar una curiosa anécdota que se refiere a su improcedente cese laboral.

Hawthorne llegó a su casa muy deprimido por lo que suponía el haberse quedado sin empleo con una familia que mantener y cuando se lo dijo a su esposa, ésta sonrió muy contenta y replicó que mejor, porque así escribiría su novela, la que luego iba a ser La letra escarlata; al contestarle el escritor que de qué vivirían en el entre tanto, ella repuso que había ahorrado en todo aquel tiempo y que con ese dinero se podían aguantar durante un año, espacio suficiente para que él escribiera sin agobios).

Y a partir de esta fecha, Hawthorne se absorbe en la primera obra que le dará fama, repetimos, La letra escarlata, en donde fustiga la hipocresía del puritanismo fanático y se muestra bastante indulgente con los pecados del amor, lo que le gana admiradores tan importantes como a un joven Herman Melville, visita asidua de la casa y con quien trabará una cordial relación amistosa, cuando Nathaniel se traslade a vivir a Lenox.

Puede decirse que, a partir de La letra escarlata, su suerte literaria cambia, ya que su producción literaria avanza prolífica y por buen camino con novelas como La casa de los siete tejados, El libro de las maravillas para chicos y chicas, y un largo etc., de obras igualmente interesantes.

Luego de haber vivido en Lenox y en West Newton, volvió a instalarse en Concord, escribiendo la biografía oficial de su amigo Franklin Pierce, candidato demócrata en período de elecciones, por esta causa, cuando Pierce llegó a la presidencia, Nathaniel Hawthorne, recibió el cargo de cónsul en la ciudad inglesa de Liverpool, en el estuvo hasta 1857. Desde esta fecha hasta 1859, residió en Italia de donde sacaría su inspiración para escribir El fauno de mármol.

Abandona Europa regresando a Norteamérica en 1860, recibiendo claras muestras de hostilidad política por haberle dedicado Nuestro viejo hogar, a Franklin Pierce, que era afín a la causa sureña en vísperas de la Guerra de Secesión.

Nathaniel Hawthorne dejó este mundo, al parecer en circunstancias misteriosas, el 19 de mayo de 1864 a los 59 años de edad, en Plymouth, New Hampshire, en el transcurso de un viaje realizado con Franklin Pierce. Recibiría sepultura en Concord.

Su obra, no obstante, no se había acabado con su vida, ya que aún quedaban novelas, y sus célebres Cuadernos, por publicar, todos los cuales irían apareciendo póstumamente, en el transcurso de varios años, desde 1868 a 1883.

La temática, latente en toda la obra de Hawthorne es una mezcla de la herencia puritana que le atormenta ya que no simpatiza con ella por considerarla desmesurada, y el ensueño que discurre entre sus obras románticas llenas de simbolismos y alegorías. 

En cuanto a la familia, una vez fallecido el escritor, su esposa y tres hijos, Una, Julián y Rose, como siempre suele suceder en estos casos, quedó reducida a la pobreza al recibir una renta escasa, lo que forzaría a la viuda, cinco años más tarde, a emigrar a Alemania para que su hijo Julián pudiese estudiar una carrera, Sophie Amelia marchó entonces a Inglaterra con sus hijas, falleciendo de pulmonía tifoidea el 16 de febrero de 1871.

En cuanto a las hijas de Hawthorne, la mayor, Una, siempre fue de salud enfermiza como la madre, y ella y Rose, llegaron a competir por el amor del mismo hombre, lo que crearía los consiguientes problemas, elegida Rose por el galán, Una se enamoró de Albert Webster y a la muerte de éste ingresó en un convento en donde moriría pronto a la edad de treinta y tres años.

El matrimonio de Rose fracasó y ella entró posteriormente en religión dedicándose a cuidar enfermos de cáncer.

De los hijos de Nathaniel Hawthorne, sólo Rose y Julián escribieron, ella trabajos sueltos y él una biografía de su padre y varias novelas. Julián casó en primeras nupcias con la alemana Albertina Amelung, de la que tuvo nueve hijos fallecidos en la infancia, y de quien enviudaría casándose de nuevo.

Julián Hawthorne alcanzó una edad avanzada, ya que murió en 1934 a los ochenta y ocho años, después de sus dos hermanas.

¡Novelesca existencia la de los hijos del escritor?

 

 

© 2004 Estrella Cardona Gamio

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